martes, 29 de abril de 2025

28/4/25: Día de transistor y de vivir en la calle

 Este día se quedará guardado en la memoria de varios países de Europa como el día que (otra vez), a pesar de creer que lo tenemos todo, nos muestra que somos más vulnerables de lo que pensamos.

Esta circunstancia nos llevó a experimentar en nuestra propia piel como viven otras personas en las que, de forma continua y casi todos los días, sufren cortes de luz con todo el peligro que ello conlleva como imposibilidad de usar sus ascensores, cocinar, estudiar o, pero aún, usar sus aparatos respiratorios y de soporte vital.


Imagen del día del apagón


Pero teniendo en la mente a todas las personas que sufrieron estas consecuencias catastróficas, pude comprobar de primera mano que si este hecho se produce de forma aislada puede suponer un momento que se debe vivir y aprovechar de la mejor manera posible.


Y así lo intentamos hacer ayer mi familia y yo. Sin móviles, sin televisión y sin distracciones externas vivimos cada minuto de forma distinta. Disfrutamos de largas conversaciones en la terraza con vistas a la Vega, estuvimos hasta el anochecer en la plaza con mis niñas donde mi Gala aprendió a ir en bicicleta sin ruedines y le dimos vueltas a la cabeza para ingeniar menús fríos tanto para el almuerzo como en la cena.


Día de plaza y bicicleta
En cuanto a las relaciones sociales tenía una sensación similar de cuando estábamos en pandemia en el sentido de valorar lo cotidiano, lo sencillo, lo humano como hablar con el vecino, sentarse en el tranco de la puerta, parar un poco el reloj de la ajetreada vida diaria que llevamos. Muestra de ello fue una estampa maravillosa que pude ver en mi pueblo, Huétor Vega, y más concretamente en el barrio de Caicena. Allí estaba Lola Fuentes y a su marido junto a Rosarito Castro con un transistor de pilas y Bruno, el perro de Vane y del Carli, custodiando el umbral de la puerta de su casa. Sin duda era una postal de antaño. La querida Lola llegó a decirme: “Hacía mucho que no nos sentábamos en nuestra puerta”.

La constelación del “Carro” vista desde Las Cábilas
Otra imagen para enmarcar fue cuando salí de noche de la casa de mis padres. Una auténtica maravilla mirar al cielo y ver estrellas y constelaciones que, normalmente no se pueden apreciar debido a la contaminación lumínica. El barrio de Las Cábilas se transformó en un improvisado observatorio astronómico donde incluso, tuve la enorme suerte de ver una estrella fugaz, a la que le pedí un deseo muy especial.


Y es que hechos como el de ayer debería servirnos para analizar un poco nuestro presente. El apagón nos demostró que:

  1. Hay gente que sufre estar sin luz de forma diaria y que debemos ponernos en su piel.
  2. El dejar las pantallas nos une más con nuestra gente y con el entorno, en definitiva, a que vivamos de forma plena cada acción que realizamos.
  3. Salirnos al tranco de la puerta, a la calle y a la plaza es un elemento de distracción que nunca falla.
  4. Una bici es garantía de movilidad.
  5. Cuando se apaga la luz se enciende la radio. ¡Ay si hubiéramos tenido nuestra Radio Contadero! (Si se vuelve a crear debería ser como era antes ya que si se hace solo digital no serviría para días como el de ayer).
  6. Cuales son las tareas importantes y cuales las secundarias.

Sin más quisiera despedir estas líneas afirmando que debemos aprovechar todos estos pequeños tesoros que tenemos delante nuestra independientemente de si hay o no suministro eléctrico.


¡Qué tengáis un bonito día!


Pd. ¿En 9 meses veremos incrementada la natalidad?


No hay comentarios:

Publicar un comentario