domingo, 12 de diciembre de 2021

Soy papá #3: Estas no son las luces del infierno, ¿sabéis cuales son?

Mucho se está hablando de las supuestas “luces satánicas” en la plaza del Carmen en Granada y poco se habla del verdadero instrumento con luces y música que viene de los más profundo del averno y que poca gente repara en los terribles daños que provoca.

¿Sabéis de lo que hablo? Hablo de un juguete que siempre, y cuando digo siempre es siempre, suena a la hora de la siesta cual teléfono fijo en verano donde te ofertan una mejora en el contrato de internet; con una música que se te mete en la cabeza como la veraniega “Barbacoa” del gran Georgie Dann, un juguete que es la delicia de la población menuda y la pesadilla de los que peinamos ya alguna que otra cana.

Este juguete es… ¡la mesa de actividades!

Te lo venden (en mi caso ha procedido de la herencia de mis sobris) como un juguete educativo que estimulará los sentidos de tu hij@ y lo cierto es que es así. Pero en los anuncios se les olvida comentar en la letra pequeña (en esa que te ponen “pilas no incluidas”) que también estimulará todos y cada uno de los sentidos, además de algún que otro dolor de cabeza, de los progenitores de la criatura que maneja todos los botones habidos y por haber en esa mesa de actividades.

Un teléfono, engranajes, teclas de piano, figuras geométricas, siluetas y sonidos de animales… son algunos de los ejemplos que te puedes encontrar en estos juguetes.

Y es que tras no poder escuchar noticias en el telediario o llamadas en el teléfono porque suena la música de este instrumento terminas por hacer buena esa frase de “si no puedes con tu enemigo únete a él”. Y llega la fase de aceptación donde miras la realidad de tú a tú y te sientas en el suelo a darle a los botones junto a tu hij@ y es, en ese preciso instante, cuando empiezas, sin darte cuenta, a tararear la canción que suena cuando pulsas el botón del 9 en el teléfono que tiene la mesa de actividades pero, tienes que saber que nunca, y cuando digo nunca es nunca, podrás escuchar esa canción entera ya que tu hija pulsará el botón de la silueta del cuadrado o de la vaca para que deje de sonar la canción para escuchar otras melodías que se han accionado con esos botones.

Pero ahí no acaba la cosa, cuando has aprendido a duras penas las canciones y las has escuchado enteras ya que le has dado tú al botón mientras tu hija duerme (sabes perfectamente que lo debes hacer así o nunca escucharás la canción al completo) te das cuenta de que existe otra dimensión que se abre a tus ojos y es tener todo esto pero… ¡en inglés!

¿Y si te dijera que no solo tengo una mesa de actividades, sino que tengo dos? Pues nada que si no quieres sopa… toma dos tazas.

Y es que a lo mejor soy masoca, pero me gusta tanto todo lo que hace mi hija que hasta disfruto como juega, ríe y grita pulsando todos los botones de esta mesa infernal llamada “mesa de actividades”. XD XD XD (¡Qué tiempos los sms!).

2 comentarios:

  1. Tranquilo, Chus, eso no es nada: según van creciendo, la cosa se va complicando una mijita más !

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  2. Lo malo de los niños son los primeros 35 años, luego ya..

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