miércoles, 3 de agosto de 2022

Soy papá #4: ¿Conocéis la canción de este verano?

 Cuando se va aproximando el calor estival es el momento en el que afloran los temas que pueden ser susceptibles de ostentar el simbólico galardón de la canción del verano.

Letras pegadizas (aunque no muy sesudas en su elaboración), ritmos alegres e, incluso, coreografías al uso son varias de las características de estos temas que perdurarán para los restos a la hora de amenizar fiestas u otros momentos y que será imposible que elimines de tu cabeza.

Siempre el Corpus, por su cercanía al verano, era un termómetro para conocer por donde iba a ir la canción del verano. Recuerdo como el año de la “Boooooooombaaaaa” la ponían en la noria, en el ratón vacilón, en la rana, el tren de la bruja, incluso el toro alternaba su archiconocida canción “En una tribu comanche” de Zapato Veloz por la de King África.

Pues bien, este año entre atracción y atracción escuchaba “Slomo”, las canciones de Ana Mena y otros temas reggeatoneros a “to meter” en los altavoces de todos y cada uno de los columpios del Corpus. Pero quien me iba a decir a mí que la auténtica canción del verano iba a venir de una persona pequeñita con apenas pocos decibelios de voz (cuando no está enfadada claro).

Con un estribillo que ha traspasado fronteras y que es tan internacional como el “La, la, la” de Masiel. ¿A qué si os digo “Ia, ia, ohh” no solo lo habéis leído, sino que lo habéis hecho cantando y, además, sabéis que canción es?

Pues bien, Gala canta el dichoso “Ia, ia, ohh” cuando juega, cuando la estamos bañando (ahí lo alterna con llanto la verdad), cuando está en la piscina, cuando corre, cuando la subimos al coche, cuando está en los columpios, en el parque, con los abuelos, con sus primos…

Pero la cosa no acaba ahí, el dichoso fenómeno que hizo que el algoritmo de youtube conecte canciones similares hace que tras un “Ia, ia, ohh” de Plim Plim, aparezca la versión de la Granja de Zenón, luego en inglés (Old MacDonald had a farm), en francés, en español de Latinoamérica, en la versión clásica que no dice “En la granja de Pepito” sino que habla de “En la vieja factoría” (en esta versión la cantan mis padres). Imaginaos estar al volante y escuchar todas esas versiones en el viaje de vuelta desde Salobreña hasta Huétor Vega. No os voy a decir donde quería mandar el móvil, a Macdonald con su farm y a Pepito con su granja.

Pero como toda canción del verano hay otras que se quedan a las puertas de este título, pero copan el podio con la plata y el bronce. Estas plazas las ocupan respectivamente el “Chindolelé” (esa que empieza igual que la de Xuxa “Es la hora, es la hora” y que todos cantábamos cuando era la hora del recreo o la de salir del cole) que le pone voz Ainhoa Adamuz de Cantajuegos y esa que no conocía de “Johny, Johny sí papá”. Otra canción que está ganando enteros es todas las versiones habidas y por haber de “Baby Shark”.

Pero miremos un poco hacia atrás. Recordemos que el concepto de canción del verano nació en Italia en 1964 cuando la Asociación Italiana de Fonografía decidió convocar un concurso con el que encontrar nuevos artistas para que sacasen discos y obtener beneficios con las ventas de los mismos tal y como pasaba en el Festival de San Remo.

Este concurso fue llamado “Un disco per l’estate” su traducción es “Un disco para el verano” y constaba de dos fases. Primeramente, se emitía por la radio y la fase final era televisada por la RAI. Posteriormente, el público podía emitir su voto enviando una tarjeta postal con su canción favorita. Un dato curioso es que la más bonita o favorita no siempre ganaba, de hecho “Il mondo” de Jimmy Fontana se encontró con esta realidad.

El buen funcionamiento de este sistema hizo que se trasladara a otros países. En España fue en 1966 cuando alcanzó fama este formato.

Seguro que os acordáis de “La moto” o “Black is black” de Los Bravos, “Help” de Tony Ronald, “Hay que venir al sur” de Raffaella Carrá, “¿Qué pasa contigo tío?” de Los Golfos, “Eva María” de Fórmula V y del rey de la canción del verano, (ponemos voz de José Luis Moreno) el enorme, el inigualable, el genuino Georgie Dann, ¡uhuhuhuhuhu!

Pues bien, a todas estas canciones, a las que estuvieron, a las que están y a las que estarán les uno el “Ia, ia, ohh” que no se va de la mente de Gala y, los más grave, tampoco se va de la mía.

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