Existen artículos, fotografías y vídeos que nos hacen reflexionar sobre situaciones cotidianas de nuestro día a día. Situaciones que abarcan no solo nuestra vida personal a nivel físico sino también a nivel virtual.
De los cientos de videos que podemos ver a través de nuestras redes sociales los hay que nos provocan una sonrisa, una lagrimita, que nos trasladan a un lugar mágico, a una época determinada o que ocasionan que hagamos una profunda reflexión que nos haga cambiar el concepto que teníamos sobre determinados hechos.
Esto último fue lo que me ocurrió con una campaña que realizó hace unos 3 años Unicef donde abordaban la exposición de la infancia en las redes sociales de sus familiares.
Antes de ahondar más en el tema, quisiera dejar claro que no pretendo juzgar a nadie que lleve a cabo la publicación de las fotos de sus hijas e hijos en redes sociales sino más bien fomentar la reflexión entre las personas que leáis el texto y veáis el video.
En este video se mostraban niñas y niños que iban a una habitación donde se topaban de sorpresa con una rueda de prensa en la que ellas y ellos eran los protagonistas. Al principio acceden de buen grado a responder las preguntas que le formula el colectivo de periodistas, pero poco a poco se van dando cuenta que dicho colectivo conoce demasiado sus gustos, sus aficiones, como se han sentido en determinados momentos o los sueños que poseen y todo por las publicaciones que se han realizado en redes sociales sin ellos conocerlas.
Es en ese momento en el que se sienten que se ha vulnerado su intimidad, donde ven que algo divertido como una entrevista se convierte en un hecho desagradable, donde se preguntan cómo se han enterado de su vida si ellos no han contado nada.
En definitiva, recomiendo que veáis y analicéis este video que seguro que os hace reflexionar.
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